(Los subtítulos están disponibles en YouTube)
Subtítulos -
Queridos hermanos y hermanas, en este tercer vídeo nos centraremos en una palabra específica, la palabra «Emmanuel». Emmanuel significa Dios con nosotros.
Los seres humanos han visto a Dios desde dos perspectivas muy diferentes. Por un lado, Dios es el poderoso, al que hay que venerar. Un Dios lejano y trascendente. Él es el Juez que castiga y paga a cada uno según sus obras. Por otro lado, el nombre Emmanuel refleja una imagen muy diferente.
El nombre Emmanuel encarna al pequeño y débil bebé nacido en un pobre establo de Belén de una Madre Virgen. Nació durante la ocupación romana de Palestina. En aquella época, César Augusto, impulsado por su sed de grandeza y fama, decretó un censo de todo el imperio para contar a sus súbditos e imponerles impuestos.
Sin embargo, estas dos visiones de Dios no son contradictorias. La comprensión del Dios Todopoderoso trascendente, el Juez, y la comprensión de Dios cuyo nombre es Emmanuel, que se manifiesta entre nosotros, y se hace carne como nosotros, y toma nuestra semejanza en todas las cosas excepto en el pecado.
Siete siglos antes del nacimiento de Cristo, el profeta Isaías predijo: «La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros».
Cuando Dios se apareció a Moisés en el Antiguo Testamento, en el libro del Éxodo, Moisés preguntó a Dios: «¿Cuál es tu nombre? Si mi pueblo pregunta: “¿Qué debo decirles?”». Dios le respondió a Moisés de dos maneras.
En primer lugar, dijo: «Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob», identificándose con aquellos a quienes ama. De forma similar a como, en nuestro idioma árabe cotidiano, se expresa «Padre de Issa». A menudo, el padre se identifica con el nombre de su hijo. Del mismo modo, Dios se identificó humildemente a través de aquellos a quienes amaba: Él es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
También en el Libro del Éxodo, Dios se presentó una vez más como «Yo soy el que soy». «Yo soy el que soy» significa que Dios se declara como el Ser eterno, existente antes de la creación, el Eterno, presente a través de los siglos. El Dios Eterno e Infinito.
Estas dos definiciones se complementan. Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y es también tu Dios —cada uno de nosotros puede poner aquí su nombre—. Él es el que es, que siempre fue y que ha de venir, presente en el pasado, ahora y siempre.
Queridos hermanos y hermanas, cuando montamos el pesebre en nuestras Iglesias, salones y hogares, estamos invitados a acercarnos a este Dios, que se acercó a nosotros. Hablar con Él, expresándole nuestra gratitud por su encarnación. Decirle cuánto apreciamos su cercanía.
Expresemos nuestra gratitud a Dios, que, a pesar de su enorme distancia de la humanidad como Creador poderoso —digno de toda reverencia—, eligió y deseó ser el amigo fiel y cercano de cada uno de nosotros.
No hay contradicción entre ambas perspectivas, sino que se complementan. Nos inclinamos en reverencia ante Dios Todopoderoso, al tiempo que nos unimos a su vida a través de los Siete Sacramentos, que lo acercan a nosotros.
La Fiesta de Navidad celebra la cercanía de Dios a la Humanidad, el Dios Todopoderoso que se convirtió en un amigo íntimo y fiel.
Amén.