El miércoles 1 de enero de 2025, Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, junto con obispos y sacerdotes, presidió la Misa en la Pro-Catedral del Patriarcado Latino, en presencia del Cónsul de España, varias órdenes religiosas y fieles, para celebrar la Fiesta de la Virgen María, Madre de Dios, la Jornada Mundial de la Paz y el comienzo del bendito Año Nuevo 2025.
La Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1 de enero de cada año, es un evento anual establecido por el Papa Pablo VI en 1967 como un día de oración y reflexión sobre las formas de lograr la paz en el mundo. El Papa Francisco eligió el tema para la 58ª Jornada Mundial de la Paz en 2025: «Perdona nuestras ofensas y concédenos tu paz», que resuena con el significado eclesial del Año Jubilar de 2025, centrado en los temas de la esperanza y el perdón. S.B. el Cardenal Pizzaballa anunció el inicio del Año Jubilar en la Diócesis de Jerusalén el 29 de diciembre de 2024.
A pesar de los desafíos a los que nos enfrentamos, nuestros corazones siguen dirigidos hacia nuestra Madre, la Virgen María. Los fieles elevaron sus corazones y sus oraciones a Dios y a su Madre, pidiendo su incesante intercesión maternal por sus hijos. Hoy, la Virgen nos invita a meditar una vez más en el misterio de la encarnación de Jesucristo, el Salvador. Nos llama a darle espacio en nuestro corazón, porque sólo Él es capaz de transformar nuestra naturaleza humana herida, concediéndonos el perdón sincero, la verdadera paz duradera, y guiándonos por el camino de convertirnos en artífices de paz en este mundo.
En su homilía, el Cardenal Pizzaballa señaló que tanto las instituciones políticas como las religiosas afrontan importantes desafíos para alcanzar una paz justa en un mundo agobiado por los conflictos. Subrayó que las aspiraciones de paz de las naciones chocan con la desalentadora realidad de la falta de una figura inspiradora que nos ayude a construir relaciones caracterizadas por la justicia y la dignidad para todos. Además, Su Beatitud subrayó que la paz no es sólo un eslogan, sino una experiencia espiritual y el lenguaje de un corazón abierto: Es el fruto del amor y del sacrificio, un camino que comienza en la cruz, donde se manifiesta la esperanza de la resurrección. Destacó el concepto cristiano de paz, diciendo: Como cristianos, entendemos que la paz no proviene de acuerdos humanos, sino que la verdadera paz es un don encarnado en el amor a través de la persona de Jesucristo.
«La paz nacerá siempre del «más» del amor, del verdadero amor, que es la plenitud (y no lo contrario) de la justicia, y que, nos demos cuenta o no, lleva para nosotros el rostro y el nombre de Jesús, que nació, murió y resucitó por nosotros». — De la homilía de S.B. Cardenal Pizzaballa. |
Pidamos al Niño de Belén, junto con la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, que siga encendiendo en cada uno de nosotros y en nuestra comunidad eclesial el amor que nos da la fuerza y la valentía de recomenzar, de abrazar la paz y de hacerla nacer continuamente, sin cansarnos nunca, tanto en nuestra comunidad como en nuestra sociedad civil.