Homilía del domingo 22 de diciembre de 2024, durante la Visita de Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, con motivo de la celebración de la Navidad en la Iglesia de la Sagrada Familia - Gaza.
En primer lugar, quiero expresar mi gran alegría por estar hoy entre vosotros y os hago llegar el saludo de todos los que os transmiten su amor, sus oraciones y su solidaridad. Todos querían venir a estar con vosotros y traeros regalos, pero no podíamos llevar muchos. Os habéis convertido en la luz de nuestra Iglesia en el mundo entero.
En Navidad, celebramos la luz y nos preguntamos: ¿Dónde está esta luz? La luz está aquí, en esta Iglesia. El principio de la luz es Jesucristo, que es la fuente de nuestra vida. Si somos una luz para el mundo, es sólo gracias a Él. En Navidad, rezo para que Jesús nos conceda esta luz.
Vivimos en un tiempo lleno de oscuridad, y no hace falta que me extienda, porque vosotros lo conocéis bien. En estos momentos, debemos mirar primero a Jesús, porque Él nos da la fuerza para soportar este tiempo oscuro. Durante el último año, hemos aprendido que no podemos confiar en los seres humanos. ¿Cuántas promesas se hicieron y nunca se cumplieron? ¿Y cuánta violencia y odio surgieron a causa de las personas?
Para permanecer firmes en la esperanza, debemos estar profundamente arraigados en Jesús. Si estamos conectados con Él, podemos mirarnos los unos a los otros de una manera diferente.
No sé cuándo ni cómo terminará esta guerra, y cada vez que nos acercamos al final, parece que empecemos de nuevo. Pero tarde o temprano, la guerra terminará, y no debemos perder la esperanza. Cuando la guerra termine, lo reconstruiremos todo: nuestras escuelas, nuestros hospitales y nuestros hogares. Debemos seguir siendo resistentes y llenos de fuerza.
Y repito: nunca os abandonaremos, y haremos todo lo posible para apoyaros y ayudaros.
Pero lo más importante es que no debemos permitir que el odio se infiltre en nuestros corazones. Si queremos seguir siendo una luz, debemos poner nuestros corazones a disposición únicamente de Jesús.
Este año ha sido un reto importante para nuestra fe, para todos nosotros, y especialmente para vosotros. A veces, nos hemos preguntado: «¿Hasta cuándo, Señor?». Hoy, respondemos con nuestra voluntad: «Queremos que esta situación termine pronto, pero queremos permanecer contigo, Señor». Cristo lo afirmó diciendo: «Yo soy Emmanuel», que significa «Dios está con nosotros».
Debemos permanecer firmes en nuestra fe, rezar por el fin de esta guerra y confiar plenamente en que, con Cristo, nada puede vencernos.
A pesar de la violencia de la que fuimos testigos el año pasado, también presenciamos muchos milagros. En medio de la oscuridad, hubo personas que quisieron ayudar y no permitieron que nada se interpusiera en su camino. El mundo entero, no sólo los cristianos, quiso apoyaros y estar a vuestro lado.
La guerra terminará, y reconstruiremos de nuevo, pero debemos guardar nuestros corazones para ser capaces de reconstruir. Os amamos, así que nunca temáis y nunca os rindáis.
Debemos preservar nuestra unidad para mantener la luz de Cristo aquí en Gaza, en nuestra región y en el mundo. Tenemos una misión, y vosotros también debéis dar algo, no sólo recibir. El mundo que os mira debe ver a quién pertenecen, si a la luz o a la obscuridad. ¿Perteneces a Jesús, que da su vida, o a otro?
Cuando el mundo os mire, debe notar que sois diferentes. Uno de vosotros me dijo una vez: «Como cristianos, no hay violencia en nuestra sangre. Queremos seguir siendo cristianos y seguir siendo la luz en este lugar».
Gracias por todo lo que hacéis. Puede que no lo notéis en vuestra difícil vida diaria, pero el mundo entero sí. Todos estamos orgullosos de vosotros, no sólo por lo que hacéis, sino porque habéis conservado vuestra identidad de cristianos que pertenecen a Jesús.
Pertenecer a Jesús hace que todos sean amigos vuestros, y nuestras vidas se convierten en vida de entrega a todos.
Concluyo diciendo: Gracias. Que la Navidad traiga luz a cada uno de nosotros. No tengáis miedo, porque nadie puede quitarnos la luz de Cristo. Seguid dando un buen testimonio de la fe cristiana.
¡Feliz Navidad!
Traducido y transcrito por la Oficina de Prensa a partir de la retransmisión en directo.