En una visita histórica a Chipre, Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, realizó su primera visita a la comunidad católica de Chipre tras su elección como Cardenal. Durante su visita, del sábado 14 al domingo 15 de diciembre, el cardenal Pizzaballa compartió la vida pastoral de la comunidad católica local y celebró la Misa con los fieles de Chipre.
El Cardenal fue recibido calurosamente por Mons. Bruno Varriano, Vicario Patriarcal de Chipre, junto con otros sacerdotes locales. Su visita marcó un momento significativo de comunión espiritual para la población católica chipriota.
El sábado, el Cardenal Pizzaballa tuvo el honor de inaugurar el primer curso de teología organizado por el Centro de Formación Cristiana San Bernabé, una nueva iniciativa lanzada por el Vicariato de Chipre, bajo el patrocinio del Cardenal Pizzaballa. El curso tendrá una duración de tres años y está diseñado para ofrecer una formación teológica básica a los laicos, fortaleciendo su fe y su comprensión de las enseñanzas católicas. Las clases también están disponibles en línea a través de Zoom, lo que permite un acceso más amplio a la formación teológica.
En la sesión de la mañana, celebrada en Lefkosia, participaron 45 estudiantes de varias ciudades, y diez estudiantes participaron virtualmente.
En su discurso a los estudiantes, el Cardenal Pizzaballa expresó su alegría por ser testigo del comienzo de esta iniciativa de formación cristiana, primera de este tipo en Chipre. Destacó la importancia de la formación teológica para los laicos, afirmando: «La fe se construye tanto sobre la experiencia vivida como sobre la comprensión teológica, es crucial recibir enseñanzas teológicas sólidas que ayuden a asentar la fe sobre la Palabra inmutable de Dios, no meramente sobre sentimientos emocionales». Señaló que el estudio de la teología no es exclusivo del clero, sino que es una parte esencial del camino espiritual de todos los creyentes, que les orienta sobre cómo vivir y tomar mejores decisiones cotidianas en consonancia con su fe. Las palabras del Cardenal resonaron profundamente en los asistentes, que expresaron su agradecimiento y emoción por recibir cursos que profundizan en su fe y en su camino con Dios. «Aprovechad la oportunidad de vivir una vida de fe más plena dentro de vuestra iglesia local», animó el Cardenal Pizzaballa a los participantes.
Más tarde, por la noche, se celebró otra sesión cerca de la iglesia de la Santa Cruz de Nicosia, a la que asistieron 34 estudiantes tanto presenciales como en línea. La primera clase se centró en los métodos de lectura de la Biblia, en particular a través de la perspectiva de la lectio divina, con un estudio especial sobre el Libro del Apocalipsis, impartido por el P. Peter Olas, doctor en Teología Bíblica.
El domingo, el Cardenal Pizzaballa celebró la Misa con los fieles de Chipre, acompañado por Mons. Bruno Varriano; S.E. Mons. Seim Sfeir, Arzobispo Maronita de Chipre; Reverendísimo Mons. Giorgi Chezza, Encargado de Negocios de la Nunciatura Pontificia de Chipre; S.E. Mons. Rafiq Sfeir, Arzobispo Maronita de Chipre, y S.E. Mons. Giorgi Chezza, Encargado de Negocios de la Nunciatura Pontificia de Chipre; S.E. Mons. Rafiq Nahra, Vicario Patriarcal de Galilea, el P. Theodorus Beta Herdistyan, Párroco de Nicosia, así como varios sacerdotes y religiosas de diversas ciudades de Chipre, y Embajadores del país.
El Cardenal Pizzaballa expresó su alegría por estar con los fieles de Famagusta, Kyrenia, Lefka y Lefkosia, afirmando que son una parte esencial de la Diócesis de Jerusalén. Remarcó que «La Diócesis de Jerusalén es muy grande, pero lo que nos une es Cristo. Aunque hay muchas divisiones en el mundo, permanecemos unidos por nuestra fe en Cristo; cada uno sigue siendo únicamente él mismo, pero somos una sola Iglesia». El Cardenal también subrayó la importancia de la presencia católica en Chipre, expresando su profundo deseo de ver más conexiones en todas las partes de la Diócesis de Jerusalén.
Reflexionando sobre la lectura del Evangelio del tercer domingo de Adviento, el Cardenal Pizzaballa meditó sobre la figura de Juan el Bautista, que nos interpela con la pregunta: «¿Qué debemos hacer?». Explicó que la respuesta de Juan hace hincapié en no buscar algo extraordinario, sino en vivir el Evangelio en nuestra vida cotidiana, creando así espacio para que el Señor nos transforme con el fuego de su amor.
Tras la misa, diferentes coros interpretaron villancicos, celebrando su alegría por tener con ellos a Su Beatitud el Cardenal durante el Adviento, mientras cantaban: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».
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