Declaración de Su Beatitud Teófilo III, Patriarca de Jerusalén
Pronunciada en la Inauguración de la Conferencia de Prensa Sobre la Visita Pastoral a Gaza
Jerusalén – 22 de julio de 2025
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Estimados miembros de la prensa,
La paz sea con todos vosotros, en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo —Él que "caminó entre los enfermos y los afligidos", y que nos enseñó que "lo que hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mateo 25,40).
Nos reunimos hoy con el corazón afligido por el dolor, pero firmes en la fe, después de nuestra misión pastoral a Gaza, una tierra herida por una prolongada aflicción y traspasada por los clamores de su pueblo. Junto con Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, y en compañía de un clero devoto, entramos como servidores del Cuerpo sufriente de Cristo, caminando entre los heridos, los afligidos, los desplazados y los fieles cuya dignidad permanece intacta a pesar de su agonía.
Allí, encontramos a un pueblo aplastado por el peso de la guerra, pero que lleva en su interior la imagen de Dios. Entre los muros derruidos de la Iglesia de la Sagrada Familia y los corazones heridos de sus fieles, fuimos testigos tanto de un profundo dolor como de una esperanza inquebrantable. Nos arrodillamos en oración junto a los afligidos e impusimos las manos sobre aquellos que anhelaban consuelo, guiados por las palabras de San Pablo: "Llevad los unos las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo" (Gálatas 6,2).
La misión de la Iglesia en tiempos de devastación se fundamente en el ministerio de la presencia, en acompañar a los que lloran, en defender la sacralidad de la vida y en dar testimonio de la luz que ninguna oscuridad puede extinguir.
A la comunidad internacional, decimos: el silencio ante el sufrimiento es una traición a la conciencia. A los niños de Gaza, afirmamos: la Iglesia permanece a vuestro lado. Y a todos aquellos que ostentan el poder, nos hacemos eco del mandato del Señor: «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5,9).
Como está escrito: "No amemos de palabra ni de boca, sino con obras y en verdad" (1 Juan 3,18). Que este momento sea una llamada a la conciencia, y que la misericordia de Dios guíe toda mano que busca reparar lo desgarrado.
Gracias.
*Traducido por la Oficina de Prensa del Patriarcado Latino