ASÍS, ITALIA — El domingo 27 de julio de 2025, Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, participó en la conferencia de prensa para la presentación oficial de la exposición titulada "Yo, Hermano Francisco. 800 Años de una Gran Aventura". También presidió la Misa para los jóvenes de Chipre, que viajaron con Mons. Bruno Varriano, Vicario Patriarcal de Chipre, y el P. Theodorus Beta, párroco de Nicosia, para participar en el Jubileo de la Juventud a celebrar en el Vaticano del 28 de julio al 3 de agosto.
La exposición, titulada "En lugares desérticos construiremos con nuevos ladrillos", tuvo lugar en el Auditorio de la Domus Pacis en Santa María de los Ángeles (Asís), un lugar profundamente vinculado a San Francisco. Sirve como una profunda invitación a vivir el presente con una conciencia renovada. A través de un viaje narrativo inmersivo, la exposición invita a los visitantes a redescubrir el Testamento del santo desde una perspectiva contemporánea.
La Provincia Seráfica, que organizó el proyecto, declaró: "No queríamos simplemente organizar un evento, queremos transmitir un legado vivo". Los ponentes reflexionaron sobre la vida de San Francisco y la profunda espiritualidad que transmitió a través de las generaciones, instando al público a "interpretar la vida de hoy con ojos evangélicos", a centrarse en los fundamentos de la vida y a renovar la invitación a seguir los pasos de Cristo.
Uno de los ponentes, el Ministro Provincial, afirmó que el gran don de San Francisco a la Iglesia fue "restaurar la vida de Jesús en forma de comunidad". Y que el objetivo de esta exposición es "despertar nuestra vocación bautismal e inspirar un nuevo camino de testimonio y unidad en la Iglesia".
En su intervención, el Cardenal Pizzaballa reflexionó sobre los retos a los que se enfrentan los cristianos en Tierra Santa, especialmente el sufrimiento de la comunidad en Gaza.
"Vivimos en tiempos dramáticamente complejos: guerras, desequilibrios sociales, crisis de las instituciones internacionales y violencia que parece ser la única forma de afirmar el poder. En este contexto, San Francisco sigue siendo una referencia universal, amado por todos a pesar de no haber construido nada ni resuelto problemas concretos. Sin embargo, dejó una huella profunda porque vivió el Evangelio con radicalidad y mansedumbre. 'Los mansos heredarán la tierra' no es un símbolo espiritual: significa que son los mansos — los sencillos, los pequeños — quienes realmente dejan un legado. No somos fruto de las decisiones de los poderosos, sino del trabajo oculto de muchos mansos, que construyen el mundo con amor, belleza y relaciones. Francisco fue uno de ellos, y nos enseña que seguir a Cristo sin concesiones todavía es posible, aunque el mundo no lo comprenda, incluso si es difícil."
Al reflexionar sobre su reciente visita pastoral a Gaza, el Cardenal Pizzaballa habló del inmenso sufrimiento que presenció: destrucción generalizada, hambre severa, el colapso del sistema de salud y niños sin escuelas. Sin embargo, en medio de la devastación, compartió poderosos signos de esperanza: personas que arriesgan sus vidas para ayudar a otros, niños heridos que hablan de haber sido salvados por Jesús y familias que comparten lo poco que tienen. Subrayó que la paz no vendrá a través de la violencia o las decisiones políticas, sino a través del valor de reconocernos mutuamente como hermanos. "Nuestra tarea no es dejar que el dolor llene nuestros corazones, sino mantener viva la esperanza a través de gestos concretos de humanidad. Esto es lo que realmente importa y esto es lo que nos salvará".
Bernhard Scholz, presidente de la Fundación Meeting, concluyó la conferencia de prensa destacando el mensaje central de la exposición: redescubrir el porqué de nuestras acciones.
Misa con los Jóvenes: "La Oración no Cambia el Mundo, los Corazones Transformados si lo hacen".
El mismo día, en la Basílica de Santa María de los Ángeles, el Cardenal Pizzaballa celebró la misa con los jóvenes de Chipre, junto con miembros del Grupo de Jóvenes Católicos Maronitas de Nicosia. Mons. Bruno Varriano y varios sacerdotes acompañantes concelebraron la Misa.
En su homilía, el Cardenal Pizzaballa ofreció una profunda reflexión sobre la oración, extraída de las lecturas del Evangelio.
"La oración no son simplemente fórmulas o emociones, sino un camino, una obra de transformación interior, permitiendo que Dios entre en nuestro hogar, como el amigo en el Evangelio", dijo.
Resaltó que la verdadera oración implica confianza, amistad y la disposición a presentar ante Dios tanto nuestras propias necesidades como las de los demás. "La oración no cambia el mundo", observó. "Cambia los corazones, y los corazones cambiados pueden cambiar el mundo".
Hablando sobre el sufrimiento en Tierra Santa, agregó:
"Si la oración hubiera entrado verdaderamente en nuestros corazones, quizás no estaríamos viviendo lo que estamos experimentando actualmente".
Concluyó exhortando a los fieles a llevar a Dios tanto su hambre personal como la de los demás, redescubriendo el significado del pan compartido, tanto como sustento físico como vida espiritual.