«Qué hermosos son sobre los montes, los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva» (Is. 52,7)
Declaración de los Ordinarios Católicos sobre el alto el fuego en Gaza
Los Ordinarios Católicos de Tierra Santa acogen con satisfacción el anuncio del alto el fuego en Gaza, que tiene como objetivo poner fin a las hostilidades en Gaza, devolver a los rehenes israelíes y liberar a los prisioneros palestinos. Esperamos que este alto el fuego marque el final a la violencia que ha causado un sufrimiento inconmensurable. Es un paso necesario para detener la destrucción y satisfacer las urgentes necesidades humanitarias de innumerables familias afectadas por el conflicto.
Sin embargo, somos conscientes de que el fin de la guerra no significa el fin del conflicto. Por lo tanto, es necesario abordar de forma seria y creíble los problemas profundamente arraigados que han estado en la raíz de este conflicto durante demasiado tiempo. Una paz auténtica y duradera sólo puede lograrse mediante una solución justa que aborde las causas profundas de este largo conflicto. Esto requiere un largo proceso, la voluntad de reconocer el sufrimiento del otro y una educación centrada en la confianza que lleve a superar el miedo al otro y la justificación de la violencia como herramienta política.
Rezamos para que este alto el fuego traiga una sentimiento de serenidad y alivio a todos. Que este momento de calma les permita encontrar consuelo, reconstruir sus vidas y recuperar la esperanza en el futuro.
Esperamos sinceramente que este alto el fuego marque el comienzo de un nuevo camino hacia la reconciliación, la justicia y una paz duradera. Que éste sea el primer paso en un camino que promueva la sanación y la unidad entre todos los pueblos de Tierra Santa.
Esperamos con impaciencia el regreso de los peregrinos a los Santos Lugares de nuestro país. Los Santos Lugares están destinados a ser lugares de oración y paz, y anhelamos el día en que los peregrinos puedan visitarlos nuevamente con seguridad y alegría espiritual.
A pesar del dolor que hemos sufrido, seguimos mirando al futuro con una esperanza inquebrantable. Que este alto el fuego inspire nuevos esfuerzos en favor del diálogo, la comprensión mutua y una paz duradera para todos. Al comienzo del Año Jubilar dedicado a la esperanza que no defrauda, leemos en este acontecimiento un signo que nos recuerda la fidelidad de Dios.
Por último, hacemos un llamamiento a los responsables políticos y a la comunidad internacional para que elaboren una visión política clara y justa para la posguerra. Un futuro construido sobre la dignidad, la seguridad y la libertad para todos los pueblos es un requisito previo para una paz verdadera y duradera. Instamos a todas las partes a que apliquen las medidas inmediatas y negocien las futuras medidas del acuerdo de buena fe.
Que el Señor bendiga esta tierra con la paz y nos guíe a todos por el camino de la reconciliación y la sanación.
*Traducción no oficial, en caso de cita, utilice el texto original en italiano e inglés – Traducción de la Oficina de Medios del Patriarcado Latino