El domingo 15 de septiembre de 2024, el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, presidió una Misa de celebración en la Iglesia de Jesús Adolescente de Nazaret, con motivo del final de su Jubileo Centenario. Concelebraron Mons. Rafiq Nahra, Vicario Patriarcal de Galilea, y el P. Mounir Al-Ra'y, Rector de los Salesianos de Nazaret, junto con varios obispos, sacerdotes, religiosas, miembros del Consejo Pastoral Salesiano y fieles locales.
En lo alto de una colina que domina Nazaret, donde el Hijo de Dios creció en piedad y sabiduría bajo el cuidado de María y José, la Iglesia de Jesús Adolescente fue fundada en 1923. Desde entonces ha servido como centro mundial de culto a Jesús Adolescente, junto con la Escuela Salesiana, que ha desempeñado un papel fundamental en la orientación de los jóvenes hacia una vida enriquecida con valores cristianos, preparándolos para afrontar los retos de la vida con fe y esperanza.
Reflexionando sobre la lectura del Evangelio, el Cardenal Pizzaballa habló del profundo deseo de Dios de tener una relación personal con nosotros, manifestada a través de la Encarnación, en la que Jesús abrazó nuestra debilidad y completó su obra redentora con su muerte y resurrección en Jerusalén. «Para conocer de verdad a Jesús -subrayó-, debemos desprendernos de nuestra mentalidad mundana y seguirle con humildad. La fuerza viene de vivir según la perspectiva de Cristo, que a menudo contrasta con las visiones mundanas.» Expresó su gratitud por la presencia salesiana en Nazaret, destacando su misión de encarnar a Jesús Adolescente en la vida de los jóvenes a través de la devoción, el servicio y la educación. «La catequesis es vital», dijo, «pero es a través de la experiencia vivida y el encuentro con Dios que la fe se hace vibrante, permitiendo que Jesús viva entre nosotros y nos haga testigos de su amor.»
Al concluir la Misa, el P. Mounir Al-Rai expresó su sincero agradecimiento: «Extiendo mi gratitud a todos los que nos precedieron e hicieron grandes sacrificios para construir esta Iglesia, que se erige como un lugar sagrado de encuentro con Dios a través de su amado Hijo Jesús. Rezamos para que Dios nos siga guiando en la formación de los jóvenes de esta bendita tierra, para que puedan abrazar plenamente la misión que Dios les ha confiado».