TIERRA SANTA – Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarcado Latino, explica el lema episcopal “Sufficit tibi gratia mea” (2 Co. 12: 9) que ha elegido para su ordenación episcopal que tendrá lugar en Bergamo, Italia, el 10 de septiembre de 2016.
“La Iglesia en Tierra Santa no tiene los medios ni el poder. Ella sólo tiene a Cristo y Su gracia”. Mons. Pierbattista Pizzaballa explica de esta manera el lema episcopal “Sufficit tibi gratia mea” (2 Co. 12: 9) que ha elegido para su ordenación episcopal, que tendrá lugar en Bergamo, Italia, el 10 de septiembre, por la imposición de las manos de la prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, el cardenal Leonardo Sandri.
“La Tierra Santa – Mons. Pizzaballa explica en el folleto de su ordenación – está en el cruce de las divisiones y dificultades de todo tipo: entre las Iglesias, entre las religiones monoteístas y entre los pueblos que la habitan. Tales dificultades siempre parecen enormes e insuperables. En este contexto, la Iglesia parece estar abrumada por estas situaciones. Otros pueden estar tentados a creer que están llamados a llevar “su propia salvación”, basados en sus medios y estrategias en las tragedias de esa tierra. Sin embargo, en estas circunstancias, la Palabra de Dios nos recuerda que es en la Gracia solamente que debemos confiarnos y en nada más. La Iglesia en Tierra Santa no tiene medios ni poder. Ella sólo tiene a Cristo y Su gracia”.
Esta referencia bíblica ha motivado la elección de mi lema: “Debemos ser conscientes de que nuestra misión es un testimonio de la Gracia que nos ha tocado en primer lugar, y desde esta Gracia, siempre debemos empezar de nuevo”. El escudo de armas elegido por Mons. Pizzaballa muestra la ciudad de Jerusalén, que fue representado “en la Edad Media en los sellos del Reino Latino, es decir, como una ciudad con paredes y una puerta, de la que emergen la cúpula en forma de cono truncado del Santo Sepulcro, la Torre de David y la cúpula redonda de la actual mezquita, una representación que se asoció con el lema “Civitas Regis Regum omnium”. Los colores son similares a los utilizados en el escudo de armas de Jerusalén durante el Reino Latino, con la cruz de Jerusalén de oro sobre un fondo de plata”. Estos colores deben ser considerados “únicos y excepcionales” en la heráldica, ya que contravienen la llamada “regla de tintura” que “nunca se debe poner metal sobre metal, ni color sobre el color”.
Es sólo porque Jerusalén es única que esto se considera aceptable y, por lo tanto, no es un “error”. La elección de estos colores es un “homenaje a la ciudad de Jerusalén, que está, por tanto, honrado con los colores más preciosos que en la heráldica solamente se le atribuyen. En la heráldica, el oro es un símbolo de la fe y la verdad, y la plata de la pureza, la inocencia, la humildad y la justicia. Incluso hoy en día, Jerusalén mantiene su vocación de ser una casa de oración para todos los pueblos, y los tres lugares que aparecen en el escudo de armas medieval, son también una referencia a las diferentes tradiciones religiosas que conviven allí, y para la paz que el mismo Obispo es llamado a construir en medio de ellos”.
Fuente: Servizio Informazione Religiosa